lunes, 1 de abril de 2013

¿Es Deckard un replicante?

Siempre perdiendo:¿es Dekard un replicante?.
¿Es Deckard un replicante?

La primera vez que vi la película en mi adolescencia me fascinó y quedé asombrado. La he vuelto a ver muchas veces y con cada nuevo visionado han aparecido nuevos matices, nuevas interpretaciones. 


Durante mucho tiempo, el inspector Deckard ha sido un referente para mi pero ya no es mi héroe preferido. 



Deckard es un héroe de corte clásico, lucha contra el mal (los replicantes), se enamora de la chica (Rachel) y la rescata. Es un personaje de novela negra, atormentado, con remordimientos, que se ha apartado de la corriente para intentar sobrevivir. Tiene momentos de debilidad, sufre, pero su moral es recta. Al final es perdonado por Roy, el caballero oscuro, que antes de morir, como Jesucristo, nos redime a todos los humanos con su muerte. Es un personaje que tiene dudas, inquietudes y al final parece triunfar pero es ingenuo y prefiere no enfrentarse con la verdad. 



Ahora me interesa más el inspector Gaff (Edward J. Olmos), personaje misterioso que se mueve hábilmente por detrás de toda la trama de manera inquietante. Gaff acompaña y guía a Deckard a lo largo de la película pero se retira en los momentos peores -es perro viejo y no quiere recibir- aunque siempre le ayuda sutilmente. Deja un rastro papirofléxico a su paso, el mitológico unicornio, los sueños. Su moral es ambigua, flexible: no tiene principios, tiene intereses. Es un cínico que ya está de vuelta. Creo que él es el verdadero Blade Runner y utiliza a Deckard, un replicante reprogramado, para hacerle el trabajo sucio. En un momento determinado le dice a Deckard, al que deja escapar con la chica - y es que tiene su corazoncito, como muchos que en el fondo somos unos sentimentales aunque vamos de duros-, "lástima que ella no pueda vivir, pero ¿quién vive?". Ese es el verdadero leimotiv de la película: pero, ¿quién vive?.






Un ambiente asfixiante, lluvia incesante, poca iluminación, calles atestadas de personas que deambulan, la angustia y ansia de vivir y la banda sonora espléndida de Vangelis hacen de esta película una obra de arte. 





Como todas las grandes obras artísticas, Blade Runner es una alegoria de la vida y nos permite múltiples interpretaciones.

Todos somos replicantes, todos estamos programados para morir, todos deseamos saber, todos tenemos miedo, todos queremos conocer a nuestro creador para preguntarle porqué, todos tenemos ansias de vivir. Pero solo unos pocos llegan a comprender y a perdonar como Roy. Porque la salvación está en los otros –pero también son el infierno como decía Sartre- e, irremisiblemente, todo se pierde como lágrimas en la lluvia y pocas cosas realmente merecen la pena.




Y una nota para cinéfilos, las escenas finales de la huida de Deckard con Rachel son descartes de secuencias de El Resplandor de Kubrick, nada menos.






¿Una de las mejores bandas de rock?


The Clash London Calling
Portada del London Calling

Hoy voy a escribir sobre una de las bandas que más me gustan y admiro: The Clash. 

El grupo inició su actividad en el 76, en pleno punk. Publicó seis álbumes y se disolvió definitivamente en el 86. 

La pareja Joe Strummer y Mick Jones han compuesto algunas de las mejores canciones, para mi, de la historia del rock.

Sus inicios fueron punks pero evolucionaron incorporando nuevos ritmos jamaicanos como el reggae o el ska. Sin perder energía y vitalidad, sus melodías se volvieron más complejas. A su vez el contenido de las letras trataba de aspectos más políticos, reivindicativos y de denuncia social.

Para mi la culminación de su carrera fue London Calling, un LP de finales del 79 del que es difícil escoger cuál es su mejor canción. Incluso se permitieron el lujo de incorporar en el último momento 'Train in Vain' como una canción oculta que se convirtió en canción de culto.

Destaco dos canciones de este disco porque me gustan especialmente y relatan un fracaso. 'Train in Vain' titulada así para no confundirla con 'Stand by me' de Ben E. King. Es una canción de desamor a ritmo de tren en la que el chico, en el estribillo, le pregunta a la chica si se quedará con él (stand by me) y ella le responde: "No, no, para nada", insiste "te quedaras conmigo" y ella le vuelve a responder que "de ninguna manera" (frases que a mi me suenan bastante).



La otra canción que me gusta especialmente de London Calling es 'Spanishs Bombs' , dedicada a los brigadistas internacionales que lucharon en el bando republicano que perdió la guerra civil.


Después de London Calling publican a finales del 80, Sandinista, triple álbum y una declaración de principios en el Reino Unido de la ultraliberal Margaret Thatcher (en el infierno arda).  Un disco en donde vuelven a experimentar con nuevos ritmos como por ejemplo el rap de 'The Magnific Seven'.

Posteriormente publicaron un par de álbumes más, el último sin Mike Jones. Compusieron alguna canción buena como "Should I Stay or Should I Go", la única que consiguió el número 1 en las listas de éxito británicas. A partir del 83 el grupo entró en crisis y en el 85 se considera que se disolvió completamente.





The Clash no hizo concesiones a la industria, se mantuvo reivindicativo pese al éxito y continuo denunciando las injusticias sociales. Por eso, para mi The Clash  se ha convertido en una referencia personal de actitud, coherencia y compromiso.

Creyeron que con el rock se podía cambiar el mundo, evidentemente no lo lograron, pero su intento no puede considerarse un fracaso.




martes, 5 de febrero de 2013

¿Por qué siempre perdiendo?


 


¿Por qué siempre perdiendo?
El nombre está tomado de un espectáculo de Faemino y Cansado,  me gusta y es una afirmación rotunda y provocadora. Y en muchos momentos de mi vida, en la gran mayoría diría, me he sentido así, con o sin motivos.

La estética del perdedor es mucho más elegante que la del triunfador. Ganar me resulta desagradable y en algunos casos, incluso de mal gusto. Perder te aporta más experiencia que ganar - aunque si de los errores se aprende yo ya sería premio Nóbel-. Hay mil formas de perder pero solo una de ganar. Los triunfadores no me interesan, esa sonrisa de superioridad, el orgullo de la victoria, la mediocridad del triunfo. Las únicas victorias que me interesan son las épicas, las pírricas, en las que aún ganando se pierde todavía más.

Los dibujos del correcaminos y el coyote son una alegoría en ese sentido.  Su creador (Chuck Jones) ya nos lo advirtió, "el Coyote es mi realidad, y Buggs Bunny mi meta".

El coyote representa al hombre perdedor, o si no queréis generalizar tanto, me representa a mi. Todos los capítulos se desarrollan en el desierto árido e inhóspito que es la vida. El correcaminos representa mis sueños, mis anhelos y deseos. Pasan por delante mío a gran velocidad, en ocasiones se detienen un momento para generarme la falsa esperanza de que puedo atraparlos pero inmediatamente desaparecen a una velocidad muy superior a mi capacidad de captura. Trato de ingeniármelas con todo tipo de artilugios e inventos, que fracasan estrepitosamente, siempre. El coyote, hambriento, agudiza su ingenio. El correcaminos se mantiene hierático, inexpresivo y corre, siempre corre y esquiva todas mis trampas, insensible, está en su naturaleza.  

La actitud del coyote es la correcta, después de los tremendos batacazos conserva la dignidad, no se rinde, continúa su lucha, se levanta, se sacude el polvo y piensa que la próxima vez será mejor. Mantengo la ilusión de atrapar aquello que deseo. Y así sucesivamente, día tras día, siempre perdiendo. Pero levantándome otra vez, con humildad y honradez, continúo intentándolo. Aprendiendo. No hay que cejar en el empeño. Prohibido rendirse. El último capítulo no está escrito y quién sabe. Cada fracaso me enseña algo que necesitaba aprender, Dickens dixit.

Y como dijo Cela al respecto de todo esto que es la vida no merece la pena que nos dejemos invadir por la tristeza. Nada tiene arreglo: evidencia que hay que llevar con asco y con resignación. Y, como los más elegantes gladiadores del circo romano, con una vaga sonrisa en los labios

 Y para amenizar todo esto con música, la canción Loser de Beck:




Ah! y muy importante: ser un perdedor, un loser, fracasar no es lo mismo que ser un fracasado.