domingo, 16 de febrero de 2014

Threads II: Antichrist


Antichrist Lars Von Trier
Cartel de la Película
Seguir el hilo, el hilo conductor, desenredar la madeja. Tejer y destejer, la espera, la Odisea cotidiana:  siempre existe un hilo que hilvana nuestra vida, a veces, con puntadas gruesas, otras delicadas; zurzidos para coser las desgarraduras. Siempre una cosa nos conduce a la otra; nada es gratuito y sin sentido; todo tiene una causa y tirando del hilo puedes regresar al origen si te pierdes; la razón  suficiente.
              A mí me encanta tirar del hilo: seguir las pistas, desenredar la madeja. En la mayoría de ocasiones, el divertimento está en el proceso, en los pasos intermedios. De manera que en las partes está el todo: holismo, panteísmo, una esfera cuya centro está en todos los puntos y su radio es infinito (Giordano Bruno).
              Llegué a la película que quiero comentar a través de la canción de Portishead «Threads» (Hilos) por un vídeo editado en youtube que utiliza escenas de la película. El vídeo y la música formaban un resultado inquietante, tras varios visionados me di cuenta que formaban parte de una película: Anticristo de Lars Von Trier. Esta es la primera película suya que veo y de la que me han impactado algunas escenas. No es una película para gente sensiblera, es una película dura, atroz; aunque con pasajes líricos y de belleza plástica.

Estos son los apuntes de la película Anticristo de Lars von Trier:
La terapia para superar la pérdida de un ser querido.
CAPÍTULO 1 TRISTEZA
La pérdida de un ser querido.
El sentido de culpa. La angustia que llega a ser una desagradable sensación física. La búsqueda de ayuda.
Exposición permanencer delante de lo que te provoca miedo, saber qué es lo que nos da miedo.
El castigo, el auto castigo.
Regresar al Edén, al jardín del Edén, al inicio, donde aún no existe la culpa, el paraiso. La pareja regresa al Edén donde aún no existe el pecado.
Llegar a Edén a través del Bosque (el peligro). La madriguera del zorro (la astucia).
Regresar a la naturaleza.
Lo que la mente es capaz de concebir.



CAPÍTULO 2 DOLOR (REINA EL CAOS)

Cruzar el puente, pasar de una orilla a otra. La conexión de un territorio con otro, superar una etapa, avanzar.
El enfrentarse a los propios miedos.
Caminar por el bosque, la naturaleza ─omnipresente─.
La presencia de los animales salvajes, la crueldad de la vida salvaje. La fuerza de la naturaleza salvaje.
El poder de sugestión de la mente humana., la realidad.
Lo hermoso y lo horrendo.
La naturaleza como alegoría de la maldad.
Los sueños.



CAPÍTULO 3  DESESPERANZA - GINOCIDIO

Los tres mendigos (los que piden porque no tienen): dolor, desesperanza, tristeza.
La escritura.
La naturaleza contra la razón.
La naturaleza es intrínsecamente malvada, la naturaleza controla el cuerpo de la mujer
La necesidad del castigo, del castigo a través de la violencia en el sexo
La obsesión, la materialización de las obsesiones.
La violencia, la sangre.
Las llagas de Jesucristo.
Esconderse en la guarida del zorro.



CAPÍTULO 4 LOS TRES MENDIGOS

Rescatar de entre los muertos (enterrados).
Cuando los tres mendigos llegan alguien tiene que morir.
Una mujer que llora es una mujer que conspira.
La amputación del placer.
Todo es inútil.
Pero seguimos luchando por la salvación, por la supervivencia, es el mandato de nuestra estirpe.



CONCLUSIÓNLa tesis de la película, su lema es la lucha de lo racional (representado por William Dafoe) contra la naturaleza, el instinto, lo irracional (representado por Charlotte Gainsbourg ), los dos opuestos: masculino y femenino, las dos caras, la dualidad, la pareja.





jueves, 13 de febrero de 2014

El mar



Estos días he ido a ver el mar, espejo en el que he intentado reflejarme ─en vano─: a oír el rumor del oleaje; a sentir el tibio Sol de finales de febrero que apenas llega a calentar entre cortinas de nieblas altas. Me han dicho que es relajante ─sin duda─: oler el salitre balsámico. Por un momento, apenas he logrado rozar el sentimiento de plenitud, del fluir del tiempo.
                   No he podido dejar de recordar una canción que, con insistencia, escuchaba en mi adolescencia y que ahora recobra su sentido, «estoy metido en un oscuro affaire y no sé como salir de él».  



La Verdad y la Mentira



 El Estrés de Vivir una MentiraLa verdad es un concepto muy difícil de definir. Para mí la verdad debe fundamentarse en la relación entre dos elementos, relación que se establece por comparación: para que exista veracidad debe existir adecuación o conformidad entre estos elementos. Una primera aproximación a la definición de verdad puede ser que la verdad es la adecuación entre el enunciado y la realidad a la que se refiere.  El primer problema surge en la naturaleza de los dos elementos a comparar: enunciado y realidad. Esta definición se puede criticar, tanto por lo que se refiere al enunciado, como a la realidad. Los enunciados están construidos por palabras y, como se sabe, el lenguaje no es preciso, en ocasiones puede llegar a ser muy ambiguo. Por otro lado, la realidad es interpretable por el observador. De manera que se plantean múltiples dificultades para poder establecer criterios para determinar la veracidad de un enunciado: en primer lugar, definir exactamente que es lo que se afirma en el enunciado y, en segundo lugar, cómo se interpreta la realidad ya que también, depende de la percepción del observador.
                    Los expertos hablan de dos tipos de verdades ─yo creo que hay tantas como personas o incluso más─: las verdades ontológicas y las verdades epistemológicas. Las primeras se refieren a la realidad y las segundas al lenguaje. 
        En muchas ocasiones se define la verdad en contraposición con la mentira; de manera que se admite que ambas forman parte de un todo, son el anverso y reverso de la realidad. 
                 Me resulta curioso que el español no disponga de un verbo para decir verdades, antónimo de mentir. Eso parece indicar que normalmente lo que se dice es cierto, es verdad y nada más alejado de la «verdad».
De esta manera se empieza a dudar de que la verdad pueda considerarse como una cuestión objetiva, es decir, independiente de quien trata de analizar la veracidad de un enunciado.  Por eso, parece que la verdad se enmarca más en un ámbito subjetivo, interpretable, dependiente de los que van a evaluar la veracidad del enunciado y del contexto.
No obstante, se puede establecer una gradación en el nivel de objetividad de la verdad en función de la realidad o hechos a los que nos referimos. Por eso cabe hacer una distinción entre diversos tipos de verdad: una de carácter más psicológico que tiene que ver con las percepciones, pensamientos, sentimientos y la ética y otra del tipo científico más relacionada con los conocimientos científicos que pretenden ser por definición lo más objetiva y universal posible.
     En el ámbito cotidiano estos problemas existen igualmente. En la mayoría de casos, por una cuestión de practicidad se tiende a establecer unas convenciones, es decir, se admiten una serie de cuestiones como verdaderas para poder entendernos y convivir con mayor facilidad.
         En este ámbito diario o social, muy vinculados con la verdad, están los conceptos de sinceridad e hipocresía. Y qué decir respecto de la mentira tan reprobada socialmente, ─hasta cierto punto─ y, sin embargo, tan necesaria para poder convivir.
             Capítulo aparte se merece la sinceridad en el ámbito de las relaciones personales y especialmente en las sentimentales. La sinceridad es tan necesaria en las relaciones como lo es la mentira, el engaño y el fingimiento. Tal vez es una visión pesimista y negativa de las relaciones. La sinceridad suele comportar más problemas que el silencio o el engaño. En muchas ocasiones es preferible no saber ─el silencio, la omisión─ o ser engañados que conocer la verdad; la verdad es dura, hiriente y despiadada; la mentira suave y dulce. 
            Dadas las características que hemos comentado de la verdad ─subjetiva, convencional, interpretable,...─ resulta tan fácil manipularla. En ocasiones se puede manipular la verdad de una forma sutil y, sin mentir, no diciendo toda la verdad o entremezclando verdad con falsedad. Así por ejemplo, yo puedo afirmar que he estudiado en la Facultad de Derecho dando a entender que soy abogado y omito el que solo cursé unas asignaturas de primer curso. No he mentido, lo que he dicho es cierto: he estudiado en la Facultad de Derecho; pero al no decir toda la verdad induzco al que me está escuchando (le manipulo) a creer que soy abogado. 
            Normalmente la manipulación de la verdad obedece a unos intereses ─espurios─ o fines por parte de quien la manipula. Por eso, un buen criterio para detectar manipulaciones de la verdad es la de desconfiar de los que tienen intereses o fines contrapuestos a los nuestros.
            Os dejo con dos canciones que tratan de la mentira: el primero, un enigmático vídeo de la canción «En alas de la mentira» de Radio Futura y el segundo, la canción «Mentir» de unos primerísimos Gabinete Caligari, con una estrofa que vale por la canción «mentir es meterte en fuego».