Las manecillas del reloj jamás volverán a dar tu hora; no soy tan optimista como Loquillo. Pero coincido con él: lo que dejamos en el arcén, monedas en desuso (me recuerda sin quererlo la metáfora de Borges); lo que pudimos llegar a ser o lo que es más importante, su búsqueda.
El futuro aún no ha llegado y ya está agotado: cansado y consumido totalmente.