lunes, 17 de agosto de 2015

El fin

Doy por finalizado el proyecto de este blogg. Finalizado no comporta necesariamente que esté acabado. Queda ahí, abandonado, ambiguo, no-acabado, inconcluso, abierto. (Las obras no se acaban, se abandonan).
No he llegado al otro extremo y dos son los motivos: mi haraganería, mi falta de capacidad para mantener la tensión necesaria para publicar las entradas. Y el cambio de las circunstancias personales, el cambio de intereses...
Han quedado algunos temas en el tintero, en la zona de borrador: el malditismo, los motivos por los que ahora corro, los cuarenta, theards (Portishead y Lars Von Tiers), la última novela de Marías ─que ya ha dejado de serlo─. 
En este punto no puedo dejar de citar ─de memoria y, por tanto, con escasa fidelidad─ a Borges: de todas las calles que ahondan poniente hay una que ─sometido e ignorante─ has recorrido por última vez ─sin saberlo─, hay un espejo que espera en vano tu reflejo. No sabemos que es lo que se nos depara, somos los más absolutos ignorantes y reconocer esa simple cuestión es alcanzar el doctorado...
Las cosas tienen su momento  y, una vez pasado, retomarlas, es melancolía.
Podría despedirme con el tema de The Doors The End que no está mal; pero no deja de ser lo convencional, incluso la letra guarda relación con esta última entrada.
Pero prefiero hacerlo con este tema instrumental ─es decir, sin palabras, a la francesa─ de Neil Young; con unos riffs de guitarras atronadores, ecos lejanos de otros tiempos...banda sonora ideal para este errar órfico de imposible salvación...


jueves, 16 de julio de 2015

Las manecillas del reloj

Las manecillas del reloj jamás volverán a dar tu hora; no soy tan optimista como Loquillo. Pero coincido con él: lo que dejamos en el arcén, monedas en desuso (me recuerda sin quererlo la metáfora de Borges); lo que pudimos llegar a ser o lo que es más importante, su búsqueda. 
El futuro aún no ha llegado y ya está agotado: cansado y consumido totalmente.



viernes, 1 de mayo de 2015

Todo está dicho y hecho

Todo está dicho y hecho: en los lugares más oscuros y sucios, en los fondos más bajos de tu propia conciencia. Solo esta multitud te puede hacer sentir tan solo ─ignorante sometido─ en la parte de atrás del escenario cuando las luces se apagan, cuando la magia desaparece...Solo te queda buscar una escapatoria, una vía hacia el paraíso después de una temporada en los infiernos; te parece que la música sigue sonando de fondo, la oyes ya casi sin quererlo. Al acabar, y como siempre que piensas en el mañana, te das cuenta de que otra vez se te ha vuelto a escapar el hoy.
        Antes de tener que correr...hay que buscar un remedio, pero las sospechas de que no existe cada vez son más fuertes: solo existe esa versión sucia y provisional que se nos escapa sin saber realmente de qué se trata...apenas.




sábado, 18 de abril de 2015

Los raros

soy raroLos que no jugábamos al fútbol en el patio del colegio y que ahora circulamos por los márgenes de esta sociedad uniformadora.
Los que jamás respondíamos a las preguntas que hacían en clase y que ahora nos movemos en otras coordenadas ─ajenos al mainstream─; pero siempre con la preocupación de parecer normal.
Porque finalmente hemos aprendido el criterio de actuación: sigue las convenciones, pasa inadvertido y ves a lo tuyo.
¿Tenemos un don? Seguramente el de pasar desapercibido.


domingo, 22 de marzo de 2015

Mr. Spok

Mr. Spok ha muerto recientemente (Leonard Nimoy).
No lo veremos más a bordo de la nave estelar Enterprise en viaje permanente a la búsqueda de nuevos y remotos mundos.
Cómo envidiávamos al Capitán Kirk y a toda su tripulación, en ese futuro perfecto y aséptico para la raza humana, lleno de cordialidad interespacial.
De entre todos los tripulantes, para mi destacaba con especial brillo el oficial científico, el Sr. Spok, mitad vulcaniano y mitad humano. Estoico, contenido, lógico y sentimental.
Creía que la naturaleza se regía por la lógica, y consecuentemente, el debía actuar lógicamente. Los sentimientos eran un añadido superfluo, pero tras esa racionalidad afloraban siempre, era el más humano de los humanos.
Larga y próspera vida.


sábado, 17 de enero de 2015

Cuando pudimos ser reyes

Transcurrían los finales de los 80 o los primeros de los 90: momento en el que pudimos ser reyes, monarcas de un tiempo que aún no había empezado a correr ─cronómetro a cero─. Un Kronos aún paralizado, pero con la guadaña afilada y lista para devorar, esperando tranquilo desde su eternidad. Un Kronos que solo tú podías activar, porque no dejaba de ser tu mismo. 

Mientras tanto, escuchabamos a DeVille ─ignorantes de que su mariachi versión era de Jimi Hendrix─, sin apenas comprender más que frases sueltas: where you going with that gun in your hand? 

Deseando ir rumbo a un paraíso ─ficticio, como todos─: the Mexican way; huir tan lejos, poder ser dueños, monarcas de nuestro tiempo que empezaba a escurrirse en nuestros primeros trabajos.
Pero empezamos a comprender, el pasado se impone: When we were king. Ni lo fuimos, ni lo seremos. Pero la rabia se mantendrá, como cuando Alí golpeó a Foreman en Kinsassa, the jungle rumble. El combate, la rebancha del hombre libre contra el esclavo pagado por el Dictador.   


Y, como casi siempre, Bowie nos explica con su voz profunda ─y la guitarra de Townshend─ que nos abrasamos lentamente en esta horrible ciudad. 
Algo paso, creímos que pudimos ser reyes, y sin embargo, tan solo somos bastardos. 


sábado, 5 de julio de 2014

CENTAUROS DEL ASFALTO



Emocionado, como todos los julios

 y van ciento uno: El Tour. 

Desde mi infancia.
 Siguiéndolo, con devoción, 
en  las calurosas tarde de julio. 
Hinault, Lemond, Fignon ─mi favorito─ que perdió por tres segundos aumentando su gloria.


Y, después Perico, Indurain, Ullrich, Pantani, el bastardo Armstrong. 





Y los escenarios de la agónica tragedia: Tourmalet, Galivier, Mont Ventoux, Alpe d'Huez, las emboscadas en el macizo central, los Vosgos. 

La gloria dorada de los Champs Elyssès: recompensa exigua y efímera. 


Hoy vuelve a empezar otra edición. Un juego donde dos hombres se baten, incruentamente, castigando sus cuerpos hasta la exhaustitud. En las últimas rampas no hay equipo, no hay estrategia. Solo máquina, cuerpo y, por encima, mente. 

Hoy volveré a ver las etapas, a ratos adormilado, con una nostalgia casi insoportable de mi infancia...tratando de no pensar o, por lo menos, olvidar.

Kraftwerk le han puesto la mejor banda sonora.